Entre que estaba muerto de cansancio y que me acosté pronto a las seis menos cuarto de la mañana tenía los ojos como platos. Me levanté, hice algunas cosas del trabajo, estuve leyendo y dije ¡vamos a correr!. Cuando salí lloviznaba, pero el ambiente era precioso y compensaba esa insignificante molestia. Aquí tenéis una pequeña muestra, grabada y enviada en movilidad desde el S3.
Me encanta ver tanto optimismo. Hay que dar lecciones de que uno es la vida y hay que comérsela hasta el último aliento. Vivir.
ResponderEliminarAdelante, Julio. Gracias por tu gran trabajo en este blog.