2/10/11

El hombre del día después

No soy muy jugador. Siempre he visto algunas desventajas en ser un hardcore gamer, sobre todos si no te quieres gastar una pasta en hardware. Muchas veces he visto cómo las requerimientos de los juegos en hardware iban por delante en cuanto a lo último en sistema.

Yo que ni era un entusiasta de los juegos ni quería gastarme un dineral esperaba a que salieran esas "re ediciones" de juegos, a menudo por 19,95 Euros que iban de maravilla en mi Dell. Se puede decir que iba un año por detrás en lo que a algunos juegos se refiere. Vivía en el pasado, exactamente un año por detrás, ignorante en cuanto al último juego que había salido, para mí la novedad tenía un año de desfase.

Pero no sólo vivo en el pasado en lo que a juegos se refiere, hay varios programas de radio que me gusta escuchar, uno de ellos en particular está saturado de publicidad. Desde que salgo de casa hasta que entro en el Metro pasan como diez minutos, que son justo los minutos que Carlos Herrera tarda en dar su editorial, pero, que la publicidad interrumpe y alarga, hasta el punto en el que me resulta imposible escucharlo entero. No sólo ese programa, la BBC tiene un informativo excelente que hace que muchos de los informativos españoles queden en ridículo: también lo escucho un día después.

Así que vivo un día en el pasado. Como una especie de viajero en el tiempo que pisa dos universos paralelos, mi cuerpo está en el presente, pero mi mente un día en el pasado. Tiene sus ventajas, me ahorro la molesta publicidad, pero por otro lado si hoy invadiera la Tierra un ejército alienígena me dirigiría al trabajo pensando: "caramba, qué gente más rara se ve en Madrid".