15/1/16

Pidiendo el cargador


Pensamos que la tecnología es una cosa diferente, que está en una categoría a parte. Por ejemplo, pensemos en un billete electrónico, como el que nos manda Renfe en formato Passbook a nuestro Smartphone. Es un billete. Es válido, es real, aunque se presente en la pantalla luminosa de nuestro dispositivo.

Hoy iba a tomar un tren cuando vi una situación tensa. Una mujer iba a pasar el primer control de seguridad, pero ¡su Smartphone se había quedado sin batería!. Y claro, no podía mostrarle a la operaria su billete, y la empleada no le dejaba pasar, con toda razón. No podía saber si tenía un billete o no. La pasajera insistía que tenía billete, ¡pero que alguien le tenía que dejar un enchufe!, ¡que lo comprobaran en sus bases de datos!.

Si aquella mujer que tenía la temeridad de salir de casa con el móvil sin batería hubiera olvidado el billete en papel quizás no hubiera insistido. Porque todos sabemos que sin billete no puedes subirte al tren. No se te ocurre pedirles que miren en su base de datos. Quizás, si fuera un avión podría haberse presentado con el DNI, pero no en un tren, ni en un teatro, ni en el cine.
Porque el formato electrónico de nuestro billete es tan valioso como el real, y si cuidamos con esmero ese billete de tren en papel, deberíamos cuidar con esmero QUE NUESTRO SMARTPHONE ESTÉ CARGADO.

Y todo esto lo digo porque me parece inconcebible que alguien salga de su casa con la batería del móvill al 30% y luego se dedique a molestar a todo el mundo preguntando por un enchufe, o lo que es peor, pidiendo un cargador.