Sin ánimo de emular al muy recomendable blog "Sobreviviendo sin PC", estos días me encuentro sin un Smartphone a los que estoy acostumbrado. El Samsung Galaxy S3 ha pasado a mi esposa, ya que en un golpe de fortuna (y del buen hacer de mi cuñado) vendí el Galaxy S2 que ella usaba habitualmente. Eso me ha dejado a mí con terminales de gama media.
El Domingo fui a Sevilla y volví el mismo día usando el Nokia N95. Tengo grandes recuerdo de ese terminal, todos buenos, su excelente cámara de fotos, su calidad de sonido. Pero de lo que me doy cuenta es de que apenas usaba aplicaciones, básicamente dos, Qik y Fring. Quizás algún juego, el correo electrónico.... por aquella época no twitteaba nada.
Esta experiencia de retro tecnología me ha hecho ver la gran cantidad de aplicaciones que uso en mi día a día. Una barbaridad. Hasta el punto que cuando doy un salto atrás y uso el N95 me quedo MUY limitado, puedo llamar y... en comparación, no muchas más cosas.
Hoy he dejado a parte al N95 (con el respeto que se merece) y en vista de que no existe WhatsApp para el N900 he pasado al modesto Motorola Pro, un terminal de pantalla mínima, con teclado y Android. El panorama mejora, pero su pantalla hace que leer Tweets sea tarea árdua, y que leer un simple correo algo que da tanta pereza que se quitan las ganas. Eso sí, el WhatsApp, para mí imprescindible va bien, este tipo de terminales son estupendos para la mensajería.
Como se trata de un terminal pequeño no he querido saturarlo de aplicaciones, sino racionármelas para vivir con lo imprescindible, para todo lo demás tengo el iPod Touch que es realmente mi Smartphone. Y ahora que tengo un MIFI de camino, lo será con más razón que nunca.
No está de más pasar por esa experiencia para darnos cuenta de lo que tenemos ahora, del salto cualitativo que hemos dado con los smartphones. Por cierto, edita eso de "a parte", que sangran los ojos. xD Saludos.
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