27/8/14

La ventana indiscreta


James Stewart, en “La ventana indiscreta” está recluido, un accidente le tiene confinado en su habitación, aburrido, pasas sus horas mirando con sus prismáticos a través de la ventana de su dormitorio.

Así me siento yo.

En una partida de Láser combar me lesioné por culpa de un exceso de confianza. Pasé cuatro días sin poder usar el pie, y aun ahora, la recuperación está siendo muy lenta, me cuesta caminar, así que paso mis días leyendo y mirando a través de esta ventana que es Internet. Creo que he aprendido algunas cosas.

Lo primero, para encontrar buenas historias, buenas reflexiones, buenos contenidos, hay que buscar mucho. La red está llena de entretenimiento, y dentro de ese episodio hay buen entretenimiento, y tonterías. Pero si quieres encontrar material que te enriquezca como persona vas a tener que buscar concienzudamente. Así es.

Internet es un imán de tiempo. Yo soy lector y puedo pasar largas horas leyendo, pero termino agotándome o deseando cambiar de actividad, no ocurre lo mismo con la red, la variedad de contenidos es tal que puedo pasar desde las 8 AM abasta las 1 AM en la red sin despeinarme. Esto es sorprendente para aquellos ajenos a la cibercultura. Realmente Internet es mucho más que páginas, vídeos, o chats. Es mucho, mucho más.

Es necesario hacer minería de datos, emplear tiempo para encontrar historias tan fascinantes como las de Eduard Matas, el viajero de las parties, o la de el poeta Charles, ese hoteles Geek que comenta su vida en las redes sociales, o la del chico japonés que fabricó su propia casa. Las buenas historias están allí, como las perlas de oro, pero hay que buscarlas con el mismo fanatismo que el minero loco del Oeste.

Bueno, al menos tengo algo que hacer y no me he vuelto loco como el bueno de James.

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Tolerancia cero con las faltas de respeto, palabras malsonantes y comentarios denigrantes sobre la sublime saga de Stars Wars..