No, no hay innovación. El iPhone 7 es un producto fantástico (y caro) que mejora (4G+, la cámara, el procesador, resistencia al agua y polvo, la batería, ¡los altavoces!, lightning), pero cuya innovación principal es el asunto de la cámara. Lo de más es: "lo mismo pero mejor". Y su NFC sigue estando capado.
Con todo Apple ha sabido ganarse la atención de todos y el iPhone 7 se venderá como rosquillas, teniendo ahora al mercado chino como prioritario y un buen número de países que serán parte de la primera oleada en recibirlos. España entre ellos.
Me imagino a los responsables de Samsung rechinando los dientes tras haber perdido la iniciativa (¡presentación del Note 7 en Agosto!) y ahora teniendo que retirar las unidades vendidas por un problema pequeño en un porcentaje bajo de unidades. Han quedado eclipsados. Totalmente.
Pero la gran protagonista ha sido la gran olvidada: la innovación. Las baterías siguen siendo tan maravillosas como antes, la Realidad Virtual y Realidad Aumentada no existe para Apple y la automoción tampoco. Ahora mismo los campos que sí están siendo innovadores son la RV y RA, los automóviles eléctricos y sus sistemas de navegación asistida, los drones...... y quizás los nuevos y maravillosos cohetes que aterrizan en plataformas marítimas. El iPhone, sigue siendo un iPhone. Y por cierto, iOS tampoco es que haya cambiado mucho.
Apple debería haber catapultado a SIRI a mayores funcionalidades e integración, pero parece que Siri sigue estancada (como Google Now). Y claro, es que si SIRI hace más cosas no vendes más teléfonos.
Por otro lado Apple está obsesionada no en vendernos cosas, sino en que suscribamos servicios. Su tienda de música, iCloud y su programa de renovación de teléfonos, ¡ahí está el negocio para ellos!. Lo que quieren es que el consumidor haga pagos menores pero más frecuentes, en lugar de un pago grande cada año o cada tres años. Cualquier empresa prefiere asegurarse ingresos regulares. Con iCloud nos la han colado, y en el momento en que su programa de renovación de iPhone mejore y llegue a España, tendrá un éxito arrollador. Y el no va más será cuando Apple funcione como operador, con la SIM virtual.
¿Cuanto tiempo durará este modelo en el que se presenta lo mismo cada año?, cuando Xiaomi, Meizu o OnePlus consigan vender suficientes terminales como para poner nerviosos a los grandes. Apple quiere entrar en mercados emergentes pero sin bajarse del burro de unos precios que no quiere bajar, y que quizás por temas de imagen, inversores no puede.
¿Cual es el futuro?
El futuro es la NUBE, con servicios allí, almacenamiento, etc... El futuro es SIRI, una inteligencia artificial con capacidades linguísticas y semánticas de comunicación avanzadas, capaz de entender instrucciones complejas, adelantarse a nuestros deseos y tener más funcionalidades.
Mientras no llegue ese futuro aprovecha y cómprate el modelo de la generación anterior a un buen precio.
Personalmente yo ya tengo en venta mi iPhone 6s Plus de 128 Gb en PERFECTO, diamantino, precioso estado.750 Euros.
7/9/16
30/8/16
29/8/16
15/8/16
6/8/16
De Bicis por Madrid
Solo he estado una hora con la bici, en la que he grabado con la GoPro y la ayuda de un soporte para bicis mi recorrido. Es genial poder registrarlo todo, quizás suba el vídeo completo, o quizás una versión resumida. Algún gracioso me ha sugerido en Periscope que podría subir el vídeo a cámara lenta (¡muy ocurrente, sï señor!).
Si ahora el almacenamiento es casi ilimitado, esperad a ver lo que el futuro nos depara.
Por cierto, la foto es de la empresa a la que alquile la bici, muy recomendable.
4/8/16
Nomadismo desde la ciudad
Mi idea era hacer el camino de Santiago en plan nomadista digital total. Sin cables, sólo con el Mifi, y quizás con el iPad. Nada más, a parte de los utensilios de aseo, claro. La idea era bloguear todo el rato. Pero los planes no han salido. No pasa nada. Siempre quise dar vueltas por la ciudad, en plan nómada urbano. Claro, no se trata de un desafío, el 4G es magnífico y hay Wifi en cada McDonalds y en cada Starbucks. Pero hay bicicletas, y eso me motiva muchísimo.
Mi primera parada de hoy ha sido en la casa de un amigo al que admiro muchísimo. Periodista, escritor, comentarista de cine y series, teólogo, políglota, conferenciante. Es una persona erudita, espiritual, y un conversador fascinante. Y yo soy su camello, le proporciono series que llevo en mi disco duro, series antiguas, de esas de cine mudo, en blanco y negro, incluso peor, sólo en blanco.
Me recibe con un té en la mano, en pantalón corto. Su piso de un barrio típico de Madrid está atestado de libros. No sólo las estanterías rebosan libros en varios idiomas, el suelo sostiene columnas de libros hasta el punto en el que su despacho es un pasillo hasta su escritorio, los libros forman un bosque de columnas, tupido, como si quisieran volver a ser los árboles que fueron en su momento.
Su portátil es un Lenovo que le conseguí por un precio EXCEPCIONAL, funciona perfecto, siempre me recuerda lo bien que le va su portátil. Charlamos de libros y series mientras se van cargando las series en su disco duro externo.
Salgo de allí mochila al hombre y busco en la aplicación BiciMAD la estación de bicicletas más cercana. La hay. Veo pocas bicis ancladas, y alguna tiene sus taras. Un hombre jóven muy musculado, tatuado y vestido a la última moda deportiva se queja de lo mal que van. La verdad, no creo que vayan tan mal, pero tampoco voy a contradecirle, así que asiento.
Tomo una bici para un trayecto relativamente corto. Me da igual, es más, lo prefiero, ¡es verano! puedo llevar sudado a donde quiera. Dejo la bici al lado de la biblioteca Pedro Salinas y hago una visita en la oficina para comprobar que todo está bien. De allí vuelvo a por otra bici y recorro las calles llenas de taxistas y conductores de autobuses que viven inmersos en una guerra tan antigua que ignoran por qué luchan. Pero luchan, y discuten, y se gritan. Los ciclistas somos invisibles, somos las orugas en una ruta de elefantes, intentamos ser discretos y guardar las distancias, temerosos de que los paquidermos nos aplasten.
Dejo mi bici al lado de la CECA, quiero informarme del cambio de moneda extranjera y de su disponibilidad. Ya, podía mirarlo por Internet, pero me da igual. Hay poca gente, sólo dos familias de turistas pidiendo cambio. El aire acondicionado es polar, pero se agradece, cuando salgo de ahí empiezo a echarlo de menos. Vuelvo a cabalgar en la bicicleta, rumbo a un Starbucks del centro que me gusta mucho, veo que tienen un nuevo té helado, Blackberry es el nombre, no puedo evitar pensar en lo desafortunado del nombre, ok, ya sé que había "Blackberrys" antes que smartphones, pero las asociaciones de palabras funcionan así. Pago desde la app, la pantalla de mi iPhone muestra un código QR que la empleada escanea. Pagado.
Saco mi MacBook Air (muy propio del Starbucks) y me conecto al wifi del local, poco a poco van mejorando. Supongo que el Adsl tardará años en desaparecer, pero seguirá dando coletazos. Recuerdo que tengo comprado un año de VPN, así que lo instalo en el Mac, ya estoy protegido. Cuanto más tiempo pasa más paranoico me vuelvo. Miro Telegram, donde tengo varias conversaciones en curso, una con mi amigo CyberPriest con el que hablo de rol y cómics, y otras que sigo aunque participo poco, como el grupo de la Isla.
Mi bebida va bajando hasta quedarse en hielo. Estoy muy a gusto aquí. Ya que estoy por el centro me apetece comer en un Friday´s. Las costillas siguen siendo las mejores. Me debato entre la Jack´s Daniel Burguer o las costillas. Bendito dilema.
Pido mesa y me instalo, es el momento de seguir Ray Donovan, la serie que sigo en Netflix. Cuando vas a comer fuera y solo lo mejor es ver vídeo, nada que implique tocar con las manos grasientas el teclado. La conexión la proporciona el Mifi TP-Link con la línea de Vodafone adicional por 50 Gb. Perfecto. Por cierto, elimino Pokemon GO, drena la batería y puede que me esté machacando el sonido, algo no va bien.
Al final pido las costillas, un acierto. Pero necesito caminar, demasiado tiempo sentado. Tengo dos opciones, tomar el Metro o.... volver a la bici. Escojo la segunda opción y voy en bici bajo un sol abrasador rumbo a Atocha, me despisto y no tomo la mejor ruta, lo bueno de ir en bici es que puedo salirme a un apeadero y consultar Google Maps. Y allí sí, tomo el tren de cercanías al sur de Madrid, ojalá pongan bicis hasta mi barrio, pero.... creo que eso tardará en llegar.
Mi primera parada de hoy ha sido en la casa de un amigo al que admiro muchísimo. Periodista, escritor, comentarista de cine y series, teólogo, políglota, conferenciante. Es una persona erudita, espiritual, y un conversador fascinante. Y yo soy su camello, le proporciono series que llevo en mi disco duro, series antiguas, de esas de cine mudo, en blanco y negro, incluso peor, sólo en blanco.
Me recibe con un té en la mano, en pantalón corto. Su piso de un barrio típico de Madrid está atestado de libros. No sólo las estanterías rebosan libros en varios idiomas, el suelo sostiene columnas de libros hasta el punto en el que su despacho es un pasillo hasta su escritorio, los libros forman un bosque de columnas, tupido, como si quisieran volver a ser los árboles que fueron en su momento.
Su portátil es un Lenovo que le conseguí por un precio EXCEPCIONAL, funciona perfecto, siempre me recuerda lo bien que le va su portátil. Charlamos de libros y series mientras se van cargando las series en su disco duro externo.
Salgo de allí mochila al hombre y busco en la aplicación BiciMAD la estación de bicicletas más cercana. La hay. Veo pocas bicis ancladas, y alguna tiene sus taras. Un hombre jóven muy musculado, tatuado y vestido a la última moda deportiva se queja de lo mal que van. La verdad, no creo que vayan tan mal, pero tampoco voy a contradecirle, así que asiento.
Tomo una bici para un trayecto relativamente corto. Me da igual, es más, lo prefiero, ¡es verano! puedo llevar sudado a donde quiera. Dejo la bici al lado de la biblioteca Pedro Salinas y hago una visita en la oficina para comprobar que todo está bien. De allí vuelvo a por otra bici y recorro las calles llenas de taxistas y conductores de autobuses que viven inmersos en una guerra tan antigua que ignoran por qué luchan. Pero luchan, y discuten, y se gritan. Los ciclistas somos invisibles, somos las orugas en una ruta de elefantes, intentamos ser discretos y guardar las distancias, temerosos de que los paquidermos nos aplasten.
Dejo mi bici al lado de la CECA, quiero informarme del cambio de moneda extranjera y de su disponibilidad. Ya, podía mirarlo por Internet, pero me da igual. Hay poca gente, sólo dos familias de turistas pidiendo cambio. El aire acondicionado es polar, pero se agradece, cuando salgo de ahí empiezo a echarlo de menos. Vuelvo a cabalgar en la bicicleta, rumbo a un Starbucks del centro que me gusta mucho, veo que tienen un nuevo té helado, Blackberry es el nombre, no puedo evitar pensar en lo desafortunado del nombre, ok, ya sé que había "Blackberrys" antes que smartphones, pero las asociaciones de palabras funcionan así. Pago desde la app, la pantalla de mi iPhone muestra un código QR que la empleada escanea. Pagado.
Saco mi MacBook Air (muy propio del Starbucks) y me conecto al wifi del local, poco a poco van mejorando. Supongo que el Adsl tardará años en desaparecer, pero seguirá dando coletazos. Recuerdo que tengo comprado un año de VPN, así que lo instalo en el Mac, ya estoy protegido. Cuanto más tiempo pasa más paranoico me vuelvo. Miro Telegram, donde tengo varias conversaciones en curso, una con mi amigo CyberPriest con el que hablo de rol y cómics, y otras que sigo aunque participo poco, como el grupo de la Isla.
Mi bebida va bajando hasta quedarse en hielo. Estoy muy a gusto aquí. Ya que estoy por el centro me apetece comer en un Friday´s. Las costillas siguen siendo las mejores. Me debato entre la Jack´s Daniel Burguer o las costillas. Bendito dilema.
Pido mesa y me instalo, es el momento de seguir Ray Donovan, la serie que sigo en Netflix. Cuando vas a comer fuera y solo lo mejor es ver vídeo, nada que implique tocar con las manos grasientas el teclado. La conexión la proporciona el Mifi TP-Link con la línea de Vodafone adicional por 50 Gb. Perfecto. Por cierto, elimino Pokemon GO, drena la batería y puede que me esté machacando el sonido, algo no va bien.
Al final pido las costillas, un acierto. Pero necesito caminar, demasiado tiempo sentado. Tengo dos opciones, tomar el Metro o.... volver a la bici. Escojo la segunda opción y voy en bici bajo un sol abrasador rumbo a Atocha, me despisto y no tomo la mejor ruta, lo bueno de ir en bici es que puedo salirme a un apeadero y consultar Google Maps. Y allí sí, tomo el tren de cercanías al sur de Madrid, ojalá pongan bicis hasta mi barrio, pero.... creo que eso tardará en llegar.
1/8/16
30/7/16
28/7/16
27/7/16
#EuskalEncounter 2016 mi experiencia
Finalmente, os dejo el podcast con mis reflexiones sobre lo vivido en la Euskal Encounter número 24.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)