LLEGA LA EUSKAL
Ahora sí. Ya estoy en “modo Euskal”. Ya estoy, como diría el maestro Cabrera “jaipeado”, emocionado por el evento más importante en el mundo de la tecnología, que no es el CES, ni el Mobile World Congress, nada de eso.
Falté a la Euskal hace unos años debido a un feliz acontecimiento, la boda de uno de mis mejores amigos. La otra vez fue el año pasado, debido a la Pandemia en la que aun estamos, por más que queremos negarlo, porque este desastre no ha terminado, aunque sí ha sido atenuado.
No he perdido en ningún momento la emoción de ir a la Euskal. Durante muchos años fui solo, ahora voy con amigos, y como os podéis imaginar, es muchísimo mejor. Pero muchísimo mejor. Lo sigo viviendo con anticipación e ilusión. Es más, creo que esa ilusión crece, porque cada año la añoro más. La Euskal marca el comienzo del verano y un anticipo de las esperadas vacaciones. Cuando llega el mes de Julio ya acuso el cansancio mental. Con la pandemia el cansancio lo noto mucho más, básicamente porque mi vida social se ha deteriorado muchísimo, pocas ocasiones de ver a tus amigos, de socializar, de comer juntos, o de viajar. Tengo amigos que la falta de socialización no sólo no es un problema, sino que es deseable, son personas perfectamente normales, pero la interacción social les agota. Lo entiendo. A mí me pasa al revés, la falta de interacción me agota.
Ir con amigos a la Euskal hace que cada encuentro sea más épico, básicamente porque las anécdotas no dejan de sucederse, siempre hay momentos divertidos que recordaremos cuando en el futuro nos volvamos a ver.
Recuerdo los primeros días cuando iba solo. La primera vez que fui a la Euskal mi jefe, el responsable de Hoy Tecnología de Vocento tuvo un accidente de moto bastante serio, por lo que fui sólo. Años después, cuando ya no existía el portal Hoy Tecnología (ni los viajes gratis) decidí ir sólo. Sin conocer a nadie. Disfrutando por completo de la experiencia Euskal, del ambiente electrizante, hablando apenas con los que se sentaban a mi lado, o en mis paseos con aquellos que tenían ordenadores molones. Luego llegaron los amigos, gente del 2.0 que se volvieron amigos del 1.0 también. Y ahora mismo ya hay una comunidad de gente que vamos a la Euskal.
La Euskal es una desconexión total y placentera de nuestra rutina. Todo lo que implica viajar y salir de tu ciudad ya es en sí una desconexión. En el pasado viajaba en tren (es un viaje cómodo y Bilbao está muy bien comunicada), ahora, ya con el carnet, me gusta viajar en mi Dacia, pudiendo llevar mi propio sobremesa y mi monitor, así como todos los cables, grabadoras, webcam, cámara de vídeo, y la parafernalia con la que habitualmente cargamos los geeks.
Este año la Euskal está sensiblemente reducida en su aforo. Muy reducida. La ORG (que así es como solemos llamar a los admirables organizadores) son un equipo de personas increíblemente eficientes y amables, y a pesar de las restricciones han hecho un trabajo formidable en la distribución de plazas, dejando amplios espacios. No da para nada la sensación de desolación o vacía, así que sospecho que esta Euskal será tan especial como todas las anteriores.
¿Qué es lo que espero? Ni más ni menos que lo de siempre. Espero buena animación nocturna, con los habituales vídeos graciosos, los bailes de sillas, los concursos, la gimnasia matutina en el pasillo central, los torneos, las bromas en el chat del DC, las visitas al Eroski, emitir directos en todo momento.
Ahora mismo tengo la idea de tener los directos en mi canal habitual, y tener un directo de 24 horas con un portátil viejo y dos webcam, a ver qué tal se da.