20/7/20

Google Home mini, mi experiencia de usuario



Lo cierto es que tengo un Google Home mini porque me salió gratis. Nunca tuve la intención de comprarme este dispositivo. Me parecía supérfluo, ¿por qué comprarlo cuando ya tengo el asistente de Google en mi teléfono, con sus micrófonos y altavoces? Pues bien, he cambiado radicalmente de opinión.


Instalé el altavoz en mi dormitorio. Al principio sólo lo usaba para poner música: nada más. Y nada menos. Es muy cómodo pedirle que te ponga una canción, o música de grupo, o cierto tipo de música. Mi esposa, que es sumamente escéptica para usar nueva tecnología mostró su desconfianza por un dispositivo que no paraba de escucharnos. Hasta que un día la pillé hablando con Google home y pidiéndole que pusiera su música favorita.

Sin embargo, fui pidiendo más y más cosas al Home mini, y explorando qué podía hacer, y cómo se lo tenía que pedir. Y ha sido una grata sorpresa, a continuación os detallo cómo utilizo el asistente de Google vinculado a mi altavoz (¿inteligente?).

1. Las noticias del día. Muchas veces me tengo que obligar a escuchar las noticias del día. Así que digo: “Ok Google, ponme las noticias del día” y comienza reproduciendo el último telediario de RTVE. Cada vez lo uso más.

2. Agenda. “Ok Google, ¿qué tengo en mi calendario/agenda?”. Es necesario darle permisos especiales. Es genial que te lea esos recordatorios sin tener que andar mirando el móvil.

3. Activar una emisora de radio. Llegar a casa, pedirle que ponga “Radio 5 todo noticias”, o “M80 Radio” ya son hábitos en mi rutina diaria.

4. Reproducir playlist de Spotify, música de un artista, o música de un género particular. También puedes subir o bajar el volumen.

5. Programar una alarma, o que me recuerde algo a una hora específica.

6. Preguntar dónde está mi teléfono.

7. Establecer rutinas. Puedes programar el Google Home diciendo “Ok Google, buenos días” y al hacerlo lleve a cabo una serie de tareas, que te diga las noticias del día, te lea lo que tienes en la agenda, encienda la luz, o la cafetera, te informe del estado del tráfico. ¡Lo que quieras!

8. Reproducir sonido de lluvia, o ruido blanco. No es algo que use mucho, pero alguna vez lo he probado.

9. Programar un temporizador para que la música se apague después de X minutos, o X horas.


10. Configurar mi altavoz Sonos. Hace unos años compramos un magnífico altavoz Sonos, tras una actualización puedes integrarlo en Google Home, si bien es cierto que únicamente funciona como un simple altavoz (de gran calidad) ahora puedo decir: “Ok Google pon música de Siniestro total en el altavoz Sonos” y obedece.


Hay otras opciones que el sistema tiene y que me resultan muy útiles:

a. Hacer un anuncio. Si tienes varios altavoces por la casa y quieres avisar a la familia que el desayuno está listo o que es hora de salir puedes decir: “Ok Google, anuncia que es hora de salir” y todos los altavoces reproducirán el mensaje.

b. Hacer llamadas de teléfono. Si activas Google Duo en tu teléfono teóricamente podrías llamar a quien sea. Esto es algo que tengo que probar YA. En EEUU el sistema está activado si tienes el operador Google Fi.


Algunas conclusiones:


Tengo la percepción de que somos una minoría aquellos que hemos integrado estos servicios en nuestras vidas cotidianas. Recuerdo hace un par de años explicarle a un compañero de trabajo cómo funcionaba el asistente de Google y mirarme con cara de “¿qué clase de magia negra es esta?”

Estamos ante una tecnología que ya está madura y cuyo próximo salto “evolutivo” será tan radical que todos la usaremos. De esto ya se han dado avances en presentaciones de Google.

Mayordomos digitales y secretarios. Muchas tareas son posibles simplemente con pedirlas. El siguiente salto es encadenar tareas, o mejorar la sintaxis de nuestras órdenes. Por ejemplo, pedir una reserva en un restaurante y que me mande un Uber media hora antes. O preguntarle por la lista de la compra y que haga el pedido al supermercado para que me lo traigan el Miércoles de 5 a 8. De hecho algunas de estas cosas ya están operativas en EEUU en las que el asistente incluso llama a la peluquería y mantiene una conversación simulando incluso el titubeo.

Romper la dependencia de la pantallita. Algo que ya vimos en la película Her, en la que el smartphone no era más que un auricular. En mi caso ya es un hecho, he pasado de: a) desbloquear el móvil, b) abrir Spotify, c) seleccionar Playlist,, d) reproducir la Playlist que quiero a simplemente pedirlo.

Aumentar la “inteligencia” de los electrodomésticos. De momento nuestras neveras, termostatos, persianas, friegaplatos, robots de limpieza, aires acondicionados, porteros automáticos, puertas de acceso, no están conectados y por lo tanto no podemos establecer rutinas ni darles órdenes. Las neveras no saben qué tienen “dentro” y si hay que añadir a la lista de la compra algún producto. En el momento en el que los fabricantes doten de conectividad a sus productos, el salto a la domótica inteligente habrá llegado de golpe.

Si los “contestadores automáticos” quitaron puestos de trabajo, estos asistentes también lo harán. En el momento que una empresa contrate lo mismo pero al revés (un recepcionista que asigne citas, haga reservas) se provocará más pérdidas de empleo.

La tecnología ya está lista, sólo falta que se aplique. 

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