Hoy ha venido una persona de Correos con un certificado de la Secretaría de Estado de Telecomunicacion, calle Capitán Haya 41, a los que presenté un reclamación después de que Simyo me dejará sin internet medio mes y me cobrara por un servicio que no me ofreció. Fueron seis meses de llamadas al que es, sin duda, el peor servicio técnico que he visto nunca, un cúmulo de despropósitos con operadores que anotaban lo que les parecía (que si yo quería una indemnización, que yo había dicho que me quería dar de baja, que no les constaba que había reclamado).
Así que mandé una carta a Telecomunicaciones, varios meses después me respondieron. Al menos se tomaron la molestia de tomárselo en serio. Simyo me pagó los 24 Euros.
Del escrito del abogado de Simyo deduzco que lo único que vale es un correo electrónico que les mandé, las llamadas no se tienen en cuenta (y eso que hice muchísimas). Ellos quedan de buenos, por pagarme 24 Euros cuando no está demostrado que hubiera incidencia (la única prueba es que durante ese tiempo no tengo consumo de datos).
Una pena porque Simyo es de los que mejores tarifas tienen (ya no son los más baratos, puesto que hay otros como Pepephone y Másmovil que cobran 6 cts el minuto), pero son los que tienen peor servicio de atención al cliente.
Hice a toda mi familia de Simyo (incluso a mis padres, ¡y eso que están separados!), pero mi mujer se hartó de no poder enviar MMS (que Simyo nos cobra), y que conste que los tengo bien configurados, porque he conseguido enviar algunos, harta de que un SMS lo reciba un día despues (cosa que le ha pasado varias veces). Finalmente me pidió que le hiciera la portabilidad a otro operador. No le importa pagar más ya que escasamente llega a los 5 Euros de consumo al mes, pero prefiere pagar más por tener un servicio de verdad.
Una verdadera faena porque con quien más hablo es con ella, y por decirlo dramáticamente: aunque estemos unidos, estamos separados por culpa de los operadores.
Una vez más, adiós, Simyo, adiós.