Aunque el podcast no ha dejado de darme satisfacciones, no quiero encorsetar lo que para mí es un bien precioso: la libertad creativa. Poder grabar de lo que quiera. Sé que si me fijo en las tendencias del momento y grabo de ellas, los ingresos publicitarios crecerán, pero me conozco y sé que si eso se vuelve la norma terminaría odiando mi propio podcast.
Cuando grabé el episodio basado en el blog de mi genial amigo Jonathan Mark (el poeta del Cyberpunk) supe que algo nuevo estaba pasando, una brisa de aire fresco donde Vidas en red recuperaba su esencia, esa mezcla romántica que traía la buena narrativa Cyberpunk al audio, aderezada con la banda sonora de Blade Runner. Sólo he recibido tres comentarios de personas que me han dicho lo mucho que les gustaba ese episodio, y para mí ha sido suficientemente descriptivo. Sé que los que me lo han dicho han experimentado lo mismo que yo cuando lo grabé.
He vuelto a escuchar mi propio podcast, ayer Domingo, por la tarde. Sólo quería comprobar los niveles de grabación, pero me enganché. He leído el blog de Jonathan no pocas veces, y este formato hablado me ha vuelto a fascinar. Nadie hubiera dicho que el sur de Chile podía ser tan Cyberpunk. Y lo es. Ha llegado el momento en el que el español merece su propio Cyberpunk. Y más que nunca es precisamente el centro y sur del continente Americano el que merece sus historias con neones, oscuridad, lluvia y bajos fondos. Siempre se me quedará grabada la escena del autobús lleno de gente, con las pantallas iluminando las caras de los agotados estudiantes y trabajadores. O esa otra escena en la que Jonathan se mezcla entre la multitud para comprar en una tienda de saldos una gorra y unas gafas de sol. Su capacidad para describir la realidad que le rodea es magistral, como la pared recién pintada que ha sido víctima del grafiti, o la furgoneta Toyota de los años 60 que envejece frente a una gasolinera años cerrada. Jon es un escritor, un hábil observador de la realidad, y lo que hace tan preciado su don es la escasez de narradores como él, expertos en tecnología, historiadores de los últimos 20 años, hackers capaces de vencer sus limitaciones de hardware.
Por desgracia para mí, Jonathan es una de esas personas que desaparecen durante tiempo, para volver a aparecer. No son unos exhibicionistas como yo, que no me canso de hablar, o de escribir, Jon tiene su vida, y seguro que su vida es increíblemente rica, porque en sus lecturas y en sus hallazgos de la red vive entre tesoros que a veces comparte. La escritura es un trabajo solitario que nos aparte de los demás. Como aspirante a escritor me esmero en pasar horas entrenando en solitario este antiguo arte, lejos de todos, y feliz.
Otra de las personas que admiro es mi estimado Lector. Al igual que Jon es una persona que disfruta de su anonimato. Si bien es cierto que devora podcast y libros como nadie que yo conozca, su relación con los demás es distante, incluso en las conversaciones personales parece que habla de sí mismo en tercera persona, como si fuera un narrador de su realidad, a veces durísima. En el pasado sus audios eran más directos. Atesoro todos esos audios y algunos han visto la luz en forma de podcast/entrevista. Su ejemplo me ha servido de inspiración para al menos un relato que le dediqué. Su smartphone Lannix es un verdadero icono Cyberpunk, un smartphone debajo coste comprado en una franquicia de tiendas, con el que nuestro amigo vivió la Red. Las limitaciones del equipo no fueron un impedimento.
Y por favor, no me entendáis mal, no disfruto con las dificultades de otros. Lo que siento es admiración por aquellos que son mucho más Geeks que nosotros. Sus conocimientos no se perdieron en entretenimiento. Lector ha leído el Quijote varias veces, es un lector de clásicos, libros que ama y siente. Su computador es una vieja Mac a la que instaló una distribución Linux. Con sus smartphones ha creado audio libros para personas invidentes. Lector, tú sabes lo mucho que te admiro, pero al igual que Jonathan no te expondrás bajo los focos, serás tú el que nos observes a otros, aunque no tengamos ni la mitad que decir que tú.
Con mis relatos quiero dar visibilidad ese mundo que Jon y Lector me han abierto. Quien sabe si saldrán a la luz otros Jons y otros Lectores.