Espero que se acabe una de las peores temporadas de nuestra democracia, la de la agitación de Podemos. Vox estaba antes que Podemos y no pasaba nada, hasta que llegó Podemos agitando y deshumanizando.
Hay otro elemento desestabilizador, que es Pedro Sánchez, quien cuando fue a votar se puso un micrófono delante y dio su charla. El mismo Sánchez que se pone al lado del rey para que los demás le saluden y tienen que quitarle de en medio. El PSOE necesita una renovación urgente. Y el PP necesita una renovación comenzando por la cabeza: Pablo Casado, que comenzó con un discurso consistente, pero al ver que no le funcionaba, decidió cambiarlo, y ese cambio de rumbo ha hecho que pierda la poca confianza que podían tenerle.
Quedan los hijos de Podemos, Errejón. Y que ese programa político de izquierdas, que parece que defiende lo público, pero que no es más que la defensa de los chiringuitos identitarios, de la agenda del ellos, ellas y elles, y de todas las obsesiones de los Cayetanos de izquierdas que no saben lo que es el mil eurismo. DE una izquierda pija y completamente desconectada de la realidad.
La derrota de Pablo Iglesias. Presentarse a líder de la izquierda es efectivo si eres fiel a los gestos que juraste defender. Limitar tu sueldo, decir que desconfías de los políticos que viven en chalets fuera de Madrid. Del Pablo iglesias que quería ser líder de la izquierda sólo queda la coleta y el jersey de estudiante universitario, pero no el patrimonio de rico, el sueldazo de diputado ni los contactos.
Pablo Iglesias se ha presentado en Madrid insultando a los madrileños, ha dicho que Madrid es una comunidad insolidaria, que es fascista porque los de Madrid no saben votar bien, que es machista y racista. Básicamente ha dicho que quiere igualar a Madrid con los niveles de paro y de impuestos que los demás. Ha pedido a los comerciantes que voten a un mantero (el líder de una especie de sindicato de manteros). Se ha presentado como el más feminista de todos, y le ha dicho a la líder de MásMadrid que se eche a un lado, que ha llegado él. Y por cierto, lo sigue haciendo. Anoche, en RTVE cortaron a Mónica García para poner el discurso de Iglesias. Obviamente Iglesias es más mediático, pero me pareció todo un gesto que refleja el desprecio de Iglesias por sus adversarios, sean de izquierda o de derecha.
Pablo Iglesias ha ido de víctima, y se ha enfrentado a dos mujeres mucho más fuertes que él. Una, Ayuso, que también ha recibido amenazas de muerte, pero que ha decidido ignorarlas. Y otra Mónica García de Más Madrid, que lleva haciendo política en Madrid mucho antes que él, y que sin necesidad de amenazas de muerte, ha sacado más votos que el PSOE.
En su discurso de despedida, Iglesias hablaba de una campaña de deshumanización contra su persona. La persona más tóxica y dañina para nuestra democracia ha sido él, el único que ha hecho uso de la palabra fascismo con fines partidistas, y de paso, deshumanizando a sus adversarios, ha pedido que Vox no esté en los debates (lo cual es muy poco democrático), ha justificado la violencia contra Vox, diciendo que iban a provocar (y negando el derecho de Vox a hacer campaña en ciertos barrios, lo cual es muy pandillero: en mi barrio no te metas, y si te parten la cara es culpa tuya, por provocar). Quizás la salida de Pablo Iglesias va favorecer que se deje de demonizar a Vox, y que si alguien quiere echar a Vox de la vida política de España, lo haga debatiendo ideas.
En su discurso final Iglesias dice que se va porque se ha convertido el chivo expiatorio de la derecha fascista. Tiene razón en una cosa, su ego y su hambre de protagonismo le han hecho acaparar las noticias, y convertirse en el temor del votante. El problema es que a Iglesias se le entiende todo, y el problema es que la hemeroteca de afirmaciones de Iglesias es muy reciente. Ideológicamente Iglesias es un comunista, hace unos días, en un programa de radio le preguntaban qué prefería, comunismo o libertad, a lo que respondió: qué “c**** comunismo”. Seguramente haya mucha gente que no le de importancia a esas afirmaciones que ha repetido no pocas veces, pero a muchos nos preocupa tener a un comunista que admira a referentes castristas y a Chávez.
Y para terminar, el demócrata Iglesias no felicitó a los vencedores.
¿Quiénes suceden a Iglesias en Madrid?, pues personas como Isabel Serra, condenada por atacar a una policía y decirle que era una hija de p*** y que ojalá su hijo le quitara el arma y le pegara un tiro. Es decir, atrás quedan los agitadores universitarios, radicales que odian a la policía, como su anterior jefe.
¿Y qué será de Iglesias? El último acto de Iglesias es otro acto de traición a lo que dijo que nunca iba a hacer: una puerta giratoria. Algunos diarios filtran que ya ha hablado con Roures para tener su propio programa de televisión. Así que no cantéis victoria, seguimos teniendo Iglesias para rato.
Banderas Venezolanas en Génova. Ayuso no es una gran oradora, pero su discurso de la victoria fue muy bueno. Escuchándola te preguntas dónde está el monstruo fascista que nos ha pintado PSOE-Podemos-MM. Una defensa de la libertad, de la libertad de decidir, una defensa de lo público, y respeto a aquellos que quieren una educación concertada, una defensa de la educación especial (que el PSOE-Podemos ha destruido), una defensa del bienestar de las familias frente a un Estado cada vez más hambriento de impuestos. Y la defensa de un Madrid abierto, donde Venezolanos y Cubanos que han huido de la dictadura tienen su lugar. Esta mención a distintas nacionalidades me ha parecido muy generoso. Me pregunto también qué pensarán los radicales de izquierdas a ver banderas del Orgullo gay ondeando en Génova, quizá no lo entienden, pero defender la libertad es defender la libertad de todos, en lugar de defender la reprensión de las minorías.
La izquierda ha querido igualar Madrid con los niveles de paro del resto de España. Detrás de la engañosa expresión “armonización fiscal” la izquierda quería esquilmar a los madrileños como al resto de CCAA. Lo que no entienden, es que en Madrid hay unos políticos que han querido renunciar al jugoso dinero de los impuestos. Y esto es muy raro, porque la mayoría de los políticos españoles están encantados con jugar con el dinero de otros para sus proyectos personales. En Madrid hay políticos que han dicho que el dinero de los contribuyentes donde mejor está es en sus bolsillos. Resulta que esa idea es la que crea riqueza, crea empresas y hace que los autónomos levanten cabeza. Y como los políticos de izquierdas no pueden competir con eso, prefieren echar manos de los eufemismos como “armonización fiscal”. Con la crisis que tenemos encima, y con el programa de saqueo tributario que tiene el PSOE en marcha, o el gobierno de nuestro país cambia de manos, o nos hundimos.
Ayuso ha ganado algo más que la presidencia de la Comunidad de Madrid, han ganado las ideas de Ayuso, las ideas más liberales y progresistas, frente a las mentiras asusta viejas de la izquierda. Ayuso no gana elecciones con discursos, que por cierto no se le dan muy bien, sino con una gestión que produce resultados, con los niveles de paro más bajo, y con la prosperidad resultado de su gestión. Al final a los votantes lo que nos preocupa es el empleo, la estabilidad, y unos servicios públicos modernos. El uso adecuado de pronombres, o las políticas que victimizan a las mujeres y que cuestan millones en ministerios que no sirven para nada no nos convencen.
Pero también ha ganado relevancia el discreto Martínez Almeida, uno de los mejores alcaldes que ha tenido la ciudad de Madrid. Un servidor público, honesto, discreto y moderado, que además es un buen comunicador.
Son buenas noticias para Madrid, pero nos queda un país en ruinas. Los españoles tenemos que curarnos de los populismos de izquierdas que dicen: “hay que subirles los impuestos a los ricos” pero que al final se traduce en subir los impuestos al menú de Burguer King, al diesel, a la vivienda, a los plásticos, a las autovías, a la tributación conjunta….. Ya nos conocemos los viejos trucos, ya conocemos las recetas del paro, es el momento de probar políticas liberales que funcionan, y es el momento de votar a políticos honestos.