Post mobile. Para aquellos veteranos lectores de Vidas en red, habréis visto la lenta evolución de mis viajes, de cuando usaba un móvil Sharp GX15 con conexión a Internet y usaba el puerto de infrarrojos para conectarme a una velocidad de 16 Kbps con una PDA Dell (sí amigos, mi primer Gadget de ultramovilidad) o bien con mi portátil Phillips Freevents (que tan buenos ratos me dio, y quien me acompañó por todas España, desde la Campus Party a la Euskal).
En esos tiempos encontrar una red Wifi abierta era un sueño, y que la batería del equipo durara dos horas era…. el Nirvana Geek. Al poco tiempo contraté con Movistar una tarjeta PCMCIA (que mi portátil Phillips tenía) y con la que escribí un post desde un Hostal familiar en Galicia, con una conexión aceptable. En esos tiempos si quería bloguear en movilidad sólo había una opción: el portátil. Hoy bloqueo desde mi Smartphone con toda comodidad.
Aún recuerdo, precisamente ese viaje a Galicia en el que volviendo en el coche me conecté por Irc, avisando en Twitter que estaría en el canal de #Red-handed. Fue una GOZADA conversar a 120 Km/h con mis amigos de Argentina, Perú y España ¡desde un coche!.
Hoy esta conexión es mucho más cómoda, más ubicua, y los dispositivos superan con creces las necesidades de este blogger. Y quizás eso ha hecho que pierda el encanto de la dificultad. Es por eso que estos días estoy preparando un especial sobre las dificultades que los cubanos vencen para conectarse a la red en Cuba. Ellos mantienen viva esa vena soñadora del pionero.
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