Así que he encontrado un cajero (lo primero es lo primero) y una cafetería cómoda y tranquila, donde pueda enchufar algún gadget (no traje mi querida batería Ankker), gran fallo. Lo que sí traje es mi teclado Targus, que viene de maravilla para escribir estos post en movilidad, ¿os acordáis, veteranos lectores de aquellos "Post mobile" escritos desde el teléfono Nokia N95, o quizás desde una PDA Dell Axim?, ¡qué tiempos!, es cierto que tengo un poco abandonado el blog en favor del podcast y el canal de vídeo, pero mis inicios son blogueros, y no quiero renunciar a ellos.
Ahora mismo tengo el iPhone conectado al enchufe, mi cocacola Zero a medias, y el teclado BT con el iPad mini en modo ultra-mini-portátill-chúpateesaSurface. Lo bueno de iOS 8 es que si el iPhone estuviera cargando de tal manera que estuviera inaccesible, podré seguir atendiendo las llamadas desde el iPad mini, ya he tenido que usarlo varias veces y es GENIAL. La batería del iPad mini me temo que es mayor que la del iPad y prefiero castigarla, de todos modos ha sido una imprudencia salir sin la Ankker. Aquí la clave de todo es la conexión de datos, seguimos sin tener Wifi "everywhere", la cafetería donde estoy es muy cómoda y moderna, pero... no tiene Wifi para clientes. Ayer fui a donar sangre a uno de esos autobuses de Cruz Roja y tenían un enorme letrero que ofrecía Wifi (y la misma clave para todos los buses de Cruz Roja). Nada mal. De todas formas, el Wifi "hostelero" llega tarde para mí, tengo una tarifa descatalogada de Movistar que me permite datos ilimitados, teniendo ese caudal de datos, ¿quien lo necesita?, una pena que los hosteleros de este país valoren tan poco cosas que StarBucks ha pillado al vuelo: wifi para clientes, ¡da igual que el café cueste 3 Euros o más!.