17/6/24

Chromebook, crónica de un viaje


En mi entrada sobre los Chromebooks comencé escribiendo con el teclado desde un McDonald's en mi hora de descanso pero continué la mayor parte del texto produciéndola desde mi teléfono móvil Samsung como estoy haciendo ahora mismo. Mientras caminaba por la calle saliendo del metro me puse a añadir ideas a mi reflexión sobre lo que significan los equipos con Chrome OS. 

Una cosa que me di cuenta mientras dictaba es que mi capacidad de producir texto se ha multiplicado ya que tenemos todas las herramientas, el problema es que no las estamos utilizando punto en este caso es la herramienta de dictado que tiene incorporada mi teléfono móvil. En mis lecturas de escritores he llegado a algún escritor que redactaba sus novelas por medio de software de dictado. Me parece una rareza sin embargo me parece una utilidad enorme ya que la antigüedad la gente contrataba a un secretario que tomaba las notas para pasarlas luego a la máquina, eso ahora ya no es necesario. 

No solo pienso en producir textos sino que me estoy acordando de ser escritor frustrado que también se dedicaba a grabar entrevistas a personas comunes preguntándole detalles sobre su vida, y no solo acumulando multitud de diarios sino también multitud y de grabaciones. 

La gran diferencia es que mientras un secretario solo puede estar determinadas horas al día un smartphone puede estar continuamente contigo, por ejemplo puedes levantarte en mitad de la noche y empezar a escribir ideas que te surgen y esas ideas nunca se van a perder ya que la máquina automática de tomar notas estará siempre disponible para ti sin descanso ninguno. Quizá el único agotamiento que puede experimentar es el drenaje de la batería cosa que se puede solucionar rápidamente. Una pena que no podamos cambiar las baterías de nuestros dispositivos electrónicos como se hacía antiguamente. 

No sé cuántas personas habrán escrito un libro al dictado, pero con la velocidad de escritura que tiene esta síntesis de voz se pueden escribir literalmente decenas de miles de palabras en un día, siempre y cuando tengas la verborrea y las ideas suficientes.


Pienso que uno de los dramas de nuestra generación es que tenemos poderosísimas herramientas que podían habernos hecho los reyes de la historia a la literatura y la ciencia y en cambio estamos perdiendo el tiempo con nuestros avanzados juguetes. Pensad que hubiera hecho William Shakespeare a Cervantes en caso de tener una herramienta de dictado verbal. Cuando la vista que tenían empezaba a perderse o quizás las fuerzas podrían haberse sentado y dictar todas sus ideas y todas las historias que bullían en su cabeza. Si el prolífico de Isaac asimov hubiera tenido estas herramientas quizás la serie de Yo robot hubiera sido mucho más extensa. Pensada en el mismo Stephen King alguien con una capacidad de escritura sobresaliente a quien George RR Martin ha alabado públicamente por su prolijidad. Todos sabemos que Stephen King es su usuario de ordenadores Apple, prácticamente desde que dejó la máquina de escribir tenía un portátil y con él ha estado trabajando hasta el día de hoy punto un procesador de textos es una herramienta maravillosa, en mis tiempos el dictado verbal era algo que se hacía a través de herramientas caras como una herramienta llamada Dragon Dictate, que tampoco es que funcionara demasiado bien ya que tenía sus errores. Quizás el problema no sean las potentes herramientas que tenemos sino nuestras vacías cabezas, la falta de ideas y la falta de silencio son el desierto de nuestra creatividad y un delgado campo de cultivo que apenas puede soltar algo más que césped para jugar al golf pero no árboles que adornen nuestra cultura y nuestra historia. 

Un pequeño cuaderno es una herramienta siempre disponible, mucho más disponible desde luego que una pantalla. Sin embargo nuestros dedos son una verdadera limitación ya que la capacidad que tienen de moverse está completamente desincronizada de nuestros pensamientos, mientras que nuestra lengua es mucho más ágil ya que llevamos generaciones hablando y pensando a la vez, muchos son capaces de hablar a la vez que piensan, si son especialmente locuaces pueden vomitar todos sus pensamientos a gran velocidad. Nuestra síntesis de voz es mucho más ágil que nuestros dedos y es una interfaz tan rápida como nuestra lengua para comunicar nuestros pensamientos y dejarlos registrados para la posteridad. Dame una palanca y moveré el mundo, dame una interfaz verbal y crearé enciclopedias y obras sin fin. 

Con todo, necesitamos el respaldo de una vida dedicada a la lectura y a la reflexión, algo que está completamente reñido con la cultura que hemos creado de entretenimiento.




Escritura como forma de meditación.


Ayer escribí sobre el concepto de escritura continua y de dictado continuo.  esta entrada la estoy redactando con mi Chromebook y con Google Drive,  me resulta aún más sencillo ya que creo que la herramienta de dictado de Google es realmente buena y además puedo utilizar los signos ortográficos de puntuación. El concepto de escritura continua en realidad es el concepto de reflexión continua, un estado de la mente en el que la atención es permanente,  la introspección es continua,  y la reflexión es ininterrumpida.  No estamos hablando tanto de la producción de textos sin parar algo que la inteligencia artificial hace con facilidad y con bastante  sencillez,  ya que tiene acceso a todas las fuentes de información existentes. Me refiero a la escritura continua como aún ejercicio mental. Pensar en voz alta sigue siendo pensar. Hablar en voz alta reflexionando muy bien en lo que estamos diciendo constituye un ejercicio de la mente, algo que hoy en día brilla por su ausencia.

Dentro de unas horas comienzo un viaje en el que voy a llevar más cuadernos que tecnología. Eso me hace sentir muy emocionado ya que a estas alturas del año el cansancio mental es tal que no necesito más entretenimiento lo que necesito es más aislamiento para recuperar mis energías. Seguramente necesite dormir algo más ya que algunas de estas noches están siendo complicadas con una madre que tiende a desorientarse en los periodos nocturnos y eso me provoca ponerme en pie a las 4:30 de la mañana y luego conciliar el sueño con cierta dificultad. Pero en relación al otro tipo de cansancio que es el cansancio que se produce en este periodo del año, es cuando me di cuenta que una página en blanco es mucho más útil que una pantalla llena de cosas entretenidas.

Hablamos de sistemas de meditación, de estados alterados de conciencia, pero ¿la escritura puede ser una forma de meditación? lo es. Los puritanos y los cristianos medievales ya la usaban. Toda la literatura espiritual está llena de escritores místicos. En España tenemos a San Juan de la cruz y a Santa Teresa de Jesús. Y antes de la era cristiana los estoicos también practicaban ese tipo de meditación. A diferencia de la meditación oriental esta es una meditación consciente, la mente está alerta, pero el pensamiento se adentra en capas más profundas de interiorización. Es algo que ocurre durante distintas fases del sueño: soñamos que resolvemos problemas ¡e incluso encontramos la solución! en la escritura podemos conseguir todo eso.

De lo que estamos hablando aquí no es de escribir mucho. Sino de escribir constantemente, o al menos en periodos muy intensos donde seamos capaces de abstraernos de todo lo demás.Y centrarnos en el proceso de escritura.

El soporte tiene que ser el papel. Escribir en pantalla o en un teclado es útil, pero es una barrera entre la mente y el destino final de nuestros pensamientos, de lo que se trata es de reconectar la interfaz, de que no nos disociamos de la realidad, de nuestra realidad, sino que conectemos con la realidad mental, accediendo a niveles más profundos de pensamiento. 


(De madrugada) estoy en casa de Conversister, usando su conexión de Digi, y usando el Chromebook Asus con el que ya llevo un buen tiempo. Un equipo sólido y con buen rendimiento. Un equipo ideal para la escritura, principalmente con Google Drive, Word o con Obsidian gracias a la versión Linux y la sincronización con Google drive. Me sirve para todo, le he puesto acceso web a Telegram y Whatsapp, así que en términos de comunicaciones estoy servido. En este viaje no he echado de menos nada, he leído mi Biblia con Youversion, he navegado y me he comunicado con otros. Y por supuesto, he escrito en este documento de GDrive. Pero no hay experiencia semejante al aislamiento y ubicuidad que se consigue con el papel. Es el “dispositivo” siempre listo. Abrir, usar, cerrar. 


(De vuelta del viaje, ya en casa) Si bien es cierto que no he tenido mucho tiempo de escribir a mano,  al menos en los desplazamientos en tren he podido aprovechar para crear esa burbuja de privacidad que me permita encerrarme en mis pensamientos y aislarme del entorno lo cual ha sido muy satisfactorio. En cuanto al dispositivo Chromebook creo que he quedado completamente fidelizado con el uso del mismo,  por un lado la gestión de batería ha sido óptima creo que solo tuve que cargarlo un rato el sábado para darle algo de vida,  por otro lado en lo que se refiere a las tareas más comunes como por ejemplo redes sociales y navegación por Internet así como la lectura de la Biblia ha sido magnífico. Ahora lo tengo en el trabajo y cuando lo he abierto he visto que le quedaba un 30% de batería y eso que también estuve usándolo ayer por la tarde domingo mientras mi esposa miraba el partido de fútbol. Una mención especial al hecho de que edité el vídeo de las capturas que he hecho durante todo el viaje con la aplicación web CapCut cuyo funcionamiento ha sido magnífico. Podéis ver los vídeos tanto en archive.org como en Odysee. 


Escritura continua

En mi entrada sobre los Chromebooks comencé escribiendo con el teclado desde un McDonald's en mi hora de descanso pero continué la mayor parte del texto produciéndola desde mi teléfono móvil Samsung como estoy haciendo ahora mismo. Mientras caminaba por la calle saliendo del metro me puse a añadir ideas a mi reflexión sobre lo que significan los equipos con Chrome OS. 
Una cosa que me di cuenta mientras dictaba es que mi capacidad de producir texto se ha multiplicado ya que tenemos todas las herramientas, el problema es que no las estamos utilizando punto en este caso es la herramienta de dictado que tiene incorporada mi teléfono móvil. En mis lecturas de escritores he llegado a algún escritor que redactaba sus novelas por medio de software de dictado. Me parece una rareza sin embargo me parece una utilidad enorme ya que la antigüedad la gente contrataba a un secretario que tomaba las notas para pasarlas luego a la máquina, eso ahora ya no es necesario. 
No solo pienso en producir textos sino que me estoy acordando de ser escritor frustrado que también se dedicaba a grabar entrevistas a personas comunes preguntándole detalles sobre su vida, y no solo acumulando multitud de diarios sino también multitud y de grabaciones. 
La gran diferencia es que mientras un secretario solo puede estar determinadas horas al día un smartphone puede estar continuamente contigo, por ejemplo puedes levantarte en mitad de la noche y empezar a escribir ideas que te surgen y esas ideas nunca se van a perder ya que la máquina automática de tomar notas estará siempre disponible para ti sin descanso ninguno. Quizá el único agotamiento que puede experimentar es el drenaje de la batería cosa que se puede solucionar rápidamente. Una pena que no podamos cambiar las baterías de nuestros dispositivos electrónicos como se hacía antiguamente. 
No sé cuántas personas habrán escrito un libro al dictado, pero con la velocidad de escritura que tiene esta síntesis de voz se pueden escribir literalmente decenas de miles de palabras en un día, siempre y cuando tengas la verborrea y las ideas suficientes.

Pienso que uno de los dramas de nuestra generación es que tenemos poderosísimas herramientas que podían habernos hecho los reyes de la historia a la literatura y la ciencia y en cambio estamos perdiendo el tiempo con nuestros avanzados juguetes. Pensad que hubiera hecho William Shakespeare a Cervantes en caso de tener una herramienta de dictado verbal. Cuando la vista que tenían empezaba a perderse o quizás las fuerzas podrían haberse sentado y dictar todas sus ideas y todas las historias que bullían en su cabeza. Si el prolífico de Isaac asimov hubiera tenido estas herramientas quizás la serie de Yo robot hubiera sido mucho más extensa. Pensada en el mismo Stephen King alguien con una capacidad de escritura sobresaliente a quien George RR martin a alabado públicamente por su prolijidad. Todos sabemos que Stephen King es su usuario de ordenadores Apple, prácticamente desde que dejó la máquina de escribir tenía un portátil y con él ha estado trabajando hasta el día de hoy punto un procesador de textos es una herramienta maravillosa, en mis tiempos el dictado verbal era algo que se hacía a través de herramientas caras como una herramienta llamada dragon dictate, que tampoco es que funcionara demasiado bien ya que tenía sus errores. Quizás el problema no sean las potentes herramientas que tenemos sino nuestras vacías cabezas, la falta de ideas y la falta de silencio son el desierto de nuestra creatividad y un delgado campo de cultivo que apenas puede soltar algo más que césped para jugar al golf pero no árboles que adornen nuestra cultura y nuestra historia. 
Un pequeño cuaderno es una herramienta siempre disponible mucho más disponible desde luego que una pantalla. Sin embargo nuestros dedos son una verdadera limitación ya que la capacidad que tienen de moverse está completamente desincronizada de nuestros pensamientos, mientras que nuestra lengua es mucho más ágil ya que llevamos generaciones hablando y pensando a la vez, muchos son capaces de hablar a la vez que piensan, si son especialmente locuaces pueden vomitar todos sus pensamientos a gran velocidad. Nuestra síntesis de voz es mucho más ágil que nuestros dedos y es una interfaz tan rápida como nuestra lengua para comunicar nuestros pensamientos y dejarlos registrados para la posteridad. Dame una palanca y moveré el mundo, dame una interfaz verbal y crearé enciclopedias y obras sin fin. 
Con todo, necesitamos el respaldo de una vida dedicada a la lectura y a la reflexión, algo que está completamente reñido con la cultura que hemos creado de entretenimiento.