20/10/08

Desde Valdepeñas en movilidad




(Post mobile) Me encuentro en Valdepeñas, en plena movilidad. Tomé un tren en Chamartín a las 08:42 (los que me seguís por Twitter podéis leer la crónica) y llegué aquí a las 11:10. La cliente a la que iba a visitar llegó treinta minutos tarde. Creo que esperé más de lo estipulado, así que pasada la media hora volví a la estación, y fué allí donde me dijeron que mi billete de las 17:30 no lo podía adelantar porque no había otro tren antes. Guay.



Así que llamé a mi "clienta" con la esperanza de que por fin hubiera llegado a la oficina.

-¿Dígame?.
-Hola buenos días, soy Julio Martínez de la empresa XXXXXXX, habíamos quedado a las doce....
-Ah, sí, es que salí un minuto-
Silencio incómodo.
-Vaya, pues yo estuve desde las doce hasta las doce y media sin moverme de la entrada, y te llamé por teléfono....
-Pues salí sólo un minuto.

Como sólo me quedaba gritar "¡Falsedad!, ¡infamia!" opté por callarme y preguntarle si me podía atender ahora, cosa que aceptó. Así que hice mi visita.

Cuando salí de la visita eran las dos y cambié mi configuración interna a modo "Depredador", buscando un restaurante o similar cerca de la estación. Y como soy fiel a mí mismo, encontré un sitio realmente barato, y realmente malo, un hostal al lado de la estación de autobuses donde por 7 Euros puedes degustar la cocina más selecta con una amplia variedad de fritos y spaguettis con chorizo de primero. Vamos, como cuando fuí a Talayuela.

Wifi no encontré, pero la cobertura de Simyo funciona muy bien, así que es lo que estoy haciendo, sentado al lado de una máquina expendedora de chocolatinas que tiene un enchufe libre, y astutamente oculto tras una columna. En el momento en que el portátil me avise de falta de batería la máquina de chocolatinas y yo compartiremos la misma fuente de energía.

Pero por si la electricidad falla, tengo algo que nunca falla (salvo eclipses): un libro.

Seguiré añadiendo información a este post conforme mi aburrimiento crezca. También tengo un vídeo que añadiré esta noche.

Por cierto, me llamaron esta mañana del Hospital para decirme que este Viernes tenía que ingresar, como ya sabéis es el Lunes cuando me operan. año nuevo, ombligo nuevo.

Vivir sin teléfono móvil, recuerdos personales


En la fabulosa sección de el diario "El mundo" titulada "El navegante", leo un artículo de un periodista sorprendido que conoció a un compañero de profesión que NO tiene teléfono móvil. De hecho no lo usa desde hace diez meses.

No voy a copiar ni resumir el artículo porque creo que lo mejor es leerlo entero, vale la pena. Los interrogantes que plantea es: ¿es posible?, ¿afecta mucho a tu vida?. Desde luego que hemos vivido muchos años sin teléfono móvil y ahora nos resulta una de esas cosas imprescindibles. Le doy la razón al autor cuando dice que una de las ventajas es descubrir que un 40% de las llamadas son innecesarias. Es lo que ocurre cuando tenemos el móvil en el bolsillo y nos aburrimos, a veces nos da por llamar (yo soy demasiado tacaño, así que procuro hacer llamadas necesarias).

Como poder podemos vivir sin móvil, pero sí que nos complica mucho la existencia. Si tienes coche, o viajas mucho, creo que es fundamental, sobre todo si sufres una avería en mitad de una carretera desierta de Teruel.


Breve historia personal: las tribulaciones de un granaíno en los Madriles. En el año 96 llegué a Madrid, una versión algo más evolucionada de Paco Martínez Soria, sin maletas de cartón y sin boina. Nunca había estado en Madrid más que en algunos viajes, y de paso. La cuestión es que cuando llegué a Madrid llevaba menos de diez días saliendo oficialmente con una chica estupenda (que luego llegó a ser mi esposa).

Al principio llamaba con tarjetas de telefónica en cabinas. Lo cual, como os podéis imaginar era un verdadero robo. Recuerdo una noche, en la calle Alcalá 634, lloviendo a mares, y yo en una cabina (no de esas que son una urna de cristal, sino de esas que tienen un pequeño techo para que el teléfono no se moje, da igual que el cliente pille una neumonía), además hacía un viento terrible, cuando saqué un papel para anotar algo salió volando, así que dejé el teléfono colgando y fuí por mi papel (menos mal que no había nadie en la calle). En fin calamidades.

Me dediqué de lleno a estudiar la exigua oferta de la monopolística telefónica, y no, no era gran cosa, había unas tarjetas con las que podías hacer llamadas, y el costo de la llamada lo cargaban a tu cuenta, pero no me convencía, vivía en una habitación alquilada y no quería ocupar el teléfono de mis amables caseros (una familia).

A los tres meses me mudé a un pequeñísimo estudio en el centro de Madrid, y me empecé a plantear la posibilidad de sacarme una línea de teléfono (por supuesto, con la Timo) pero... ¿vosotros sabéis lo caro que era sacarse una línea telefónica?, unas treinta mil pesetas... y yo estaba de alquiler.

Y entonces llegó el auge de la telefonía GSM (toda una novedad), Telefónica sacó terminales a cero pesetas, yo hice un estudio comparativo del precio de llamada desde fijo y desde móvil y... ¡era mucho más barato llamar desde el móvil!, imaginaron lo CARA que era la telefonía fija (no mucho tiempo después alguien me dijo que en los EEUU las llamadas fijas eran gratis... y por poco no lo creí). Así que me saqué una línea con Movistar, y un mensajero me mandó un flamante teléfono SIEMENS con una pantalla grande que me servía como Faro de guardacostas. Me aguantaba menos de una hora de conversación, y cuando terminaba una charla larga con mi novia me daba cierto "dolor" de cabeza, palabra.

Recuerdo las primeras impresiones, la emoción de poder hablar con mi novia o con mi familia cada vez que quisiera. Los Viernes por la noche, en la estación Sur de Palos de la frontera hacía la última llamada de la semana, ella y yo solíamos hablar dos veces por semana, los Miércoles y los Viernes. Aunque a veces no podíamos aguantar y nos llamábamos algún día más. Paga unos 120 Euros al mes en factura de móvil. Y no me parecía caro para lo que hablaba.

La telefonía móvil en mi vida, just right now. La cosa ha cambiado hasta el punto de volverse algo más "convergente". Ya no sólo me limito a llamar, sino a dar "toques" (eso lo aprendí de mi hermana Esperanza), a mandar SMS, correos electrónicos, navegar por internet... un sinfín de cosas que no imaginé que tendría.

Después de mi experiencia con Movistar, con quienes no tuve pega alguna (excepto los precios) hice una portabilidad a Airtel (ahora Vodafone), asuntos de terminales "gratis". Con ellos estuve bastante tiempo, mi esposa, me siguió. Nos beneficiábamos de la tarifa A2, y cambié de un plan de mañana (en el que estuve muchos años) a uno de tarde, a las tarifas Vitamina, y a una tarifa estupenda de llamadas a fijos y números Vodafone de 1 ct el minuto. Fué con esa tarifa que comencé a conectarme a internet vía GSM. Para ello usaba mi Dell Axim conectada por infrarojos a un móvil Sharp estupendo. Recuerdo mis sesiones de mensajería e Irc en el AVE rumbo a Sevilla (a la velocidad de 9.6 kseg no se podía hacer mucho más). Disfrutaba enormemente de esa conexión en "movilidad", y veo el abismo que hay entre lo que hacía entonces y la conexión HSDPA que tengo ahora, o el Wifi desde el que ahora mismo estoy conectado en el Vips mientras como.

Con Vodafone aguanté bastante, hasta el mes de Junio/Julio de este año, cuando salió Simyo, un OMV. Me decidí por él y no por Yoigo por el asunto de los datos, donde Simyo ofrece mejores precios en llamadas y en datos. Pero lo que más me atrae es el tema de los datos.

La telefonía móvil ha evolucionado a la par que los dispositivos móviles. Mi primer teléfono, un Siemens que lo más avanzado que tenía era el juego Snake, sin cámara de fotos, correo electrónico, internet, multimedia, GPS.... parece una de esas radios de campaña que el ejército usaba en la segunda guerra mundial, grande y con pocas prestaciones.