5/10/18

JPod 2018 mirando al periodismo y la monetización


Comienzan las JPOD 2018, un esfuerzo colosal que sólo merece mi reconocimiento y admiración por los que han llevado a cabo tan titánico evento. Veo además que la Fundación Telefónica está por medio (entre otros), así que sospecho que esa es la razón por la que el encuentro tenga lugar en los Teatros Luchana en pleno centro de Madrid.

He estado echando un vistazo a los ponentes, que no son pocos. Veo podcasters, obviamente, pero también periodistas. Muchos periodistas. Algunos títulos son sugerentes: “El papel del podcast en el periodismo”, “Cómo vender tu podcast a patrocinadores”, “Crear, distribuír y monetizar tu podcast en Spreaker ”, “Vivir del podcast ¿Cada vez más cerca?”, “Experiencias reales de monetización de podcast”.

Estos títulos, más el CV de algunos de los ponentes me lleva a las siguientes conclusiones:

1. Podcasting y periodismo son cosas diferentes. Si bien es cierto que el peridiosmo, sumido en la crisis, mira al podcasting como una fuente de expansión, lo cual es lógico, lo que me parece irracional es que el podcasting mire al periodismo como la meta a seguir. Son géneros diferentes. Necesitamos que siga existiendo el periodismo, los informativos y las columnas de opinión. Hago matizaciones, que los podcasters se sienten a los pies de los periodistas está bien, aprenderemos muchísimo, sin duda, pero que miremos a los periodistas y lo que ellos hacen como la meta es un error.

2. El podcasting es género en sí mismo. El podcast es especialización, libertad y experiencia personal. Que un tipo tome su Smartphone y grabe tumbado en la cama o en su coche camino al Polígono es podcasting, con sus defectos y su amateurismo, pero con toda la fuerza del individuo. El periodismo es una disciplina, y como toda disciplina está sujeta a una serie de reglas, líneas editoriales, departamentos jurídicos, jefes de redacción. El podcast no. Además, el podcast es ESPECIALIZACIÓN, hay podcast que hablan de NAS, de Raspberry, o de temas militares. A menudo cuando un periodista se pone a opinar sobre algo que no conoce patina, como ocurre con esos artículos sobre temas científicos o informática. También ocurre cuando un periodista entrevista a un especialista en alguna disciplina: no sabe ni lo que pregunta, y las preguntas que hace son tan desacertadas como las que un servidor haría. Esa es la grandeza del podcasting: se habla de un tema que se domina a fondo, llegan invitados expertos, y los mismos oyentes son unos verdaderos iniciados en el tema.

3. La obsesión con la monetización va a destruir el podcasting. El encanto de lo que hacemos se basa en el factor VOCACIONAL. Grabas, no porque busques beneficios, sino porque amas lo que haces. Grabas para tres personas que disfrutan con tus contenidos, o para cuatro mil. Si ganas algo, bien. Pero cuidado, como comiences a obsesionarte con monetización, como sea tu audiencia la que dicte tus contenidos, como sean las reproducciones las que guíen tu timón: perdiste la magia. El peligro que yo veo es el mismo peligro que ha envenenado a los youtubers: los cantos de sirena de la fama y el dinero. Chicos, esto es España, no Las Vegas. Y estas Jpod responden a la necesidad de los podcasters por saber cómo recibir ingresos, bien por la organización que ha sabido dar respuesta a esa pregunta.

4. Wannabes mezclados con profesionales. Produce cierto rubor ver a profesionales de la comunicación, periodistas, empresarios de los medios, mezclados con tipos corrientes que hinchan su CV con frases como: “CEO y fundador de la red de podcast XXXXX, director del podcast talycual, productor del podcast loremipsum y etc...”. No puedo menos que sonreir. No, no eres CEO de nada, y tu red de podcast son unos pocos amigos. Tus ingresos, si es que recibes algunos, son cacahuetes, no eres Elon Musk, ni Jeff Bezos, eres un podcaster con ínfulas, y todos lo ven, menos tú.

Dicho esto creo que las JPOD son un evento a tener en cuenta, pero sobre todo, una gran kedada de amigos y oyentes que es un referente. El tema de los directos es algo que me fascina y creo que en sí tiene un gancho insuperable, semejante a esos programas de radio en teatros.