19/10/06

Hacia la oficina sin papeles


(Post mobile) Se acerca el momento en que no tengamos nuestras mesas llenas de papeles. Hace unos meses, hablando con uno de los clientes de un despacho de Madrid, me comentaba que en su oficina no tienen ningún papel, sólo los escritorios con sus ordenadores, el servidor, y poco más.
Esto puede parecer un poco raro porque en todas las oficinas estamos hasta arriba de papeles, pero si lo analizamos bien no es tan descabellado.

Mi propia forma de trabajar ha cambiado, y yo soy el primero en adoptar nuevas tecnologías. Gracias a las notas de Google no tomo notas en papelitos, sino que lo tengo en los servidores de Google, así que cuando estoy navegando y quiero anotar alguna idea interesante o un enlace (para un post de estos que leéis) tomo nota en el bloc de notas de Google, y cuando estoy en casa o en otro lado lo miro, se acabaron mis miles de papelitos con notas.

Los documentos PDF son los que (creo yo) están permitiendo que esta transición a la oficina digital sea mucho más fácil. El programa que mi empresa fabrica exporta TODO a pdf, de forma que la documentación no tenemos por qué almacenarla en carpetas de papel sino en carpetas de ceros y unos en nuestros discos duros. ¿Y los bancos?, ya hace tiempo que el mando no me manda cartas con extractos a casa (además, te cobran el correo) sino que los tengo en la web de mi banco. No sólo es más cómodo, sino que creo que es más seguro, hoy en día la información es poder (siempre lo ha sido, pero hoy más que nunca).


La agenda. Esa es otra cosa de las que siempre hemos tenido en papel. Hace dos años que no tengo agenda en papel, durante un tiempo coexistieron las dos, papel y digital, pero ahora la tengo en un programa (KOntact, del Linux) que me exporta a un fichero que el servicio de calendario de Google lo recibe, así mis amigos o colegas profesionales que yo quiero, pueden ver mi agenda desde la web.

Y ¿sabéis qué?, me siento más seguro de tener mis cosas en internet protegidas con contraseña. Ya no estoy pendiente de que esos miles de papelitos que siempre he guardado en el pantalón o en el bolsillo de la camisa vayan a la lavadora (no es la primera vez que me ha pasado).