6/5/18

Un Kindle de viaje


Escapada de fin de semana al Escorial. En mi mochila llevo el Kindle, el iPad y el Lenovo. El Lenovo ni lo he tocado, el iPad apenas, y el Kindle sí. Ando leyendo “El fin de la eternidad” y releyendo el Catecismo del Heidelberg, uno de mis favoritos.

El iPad sí que lo he usado para conectarme a mi servidor de libros y pasar a Telegram dos libritos de J. D. Salinger, uno que quiero releer y otro, el ya conocido “El guardián entre el centeno”.
Curiosa cosa esto de re leer, conforme voy sumando años paso más tiempo releyendo y menos tiempo leyendo nuevos libros. Los libros que me gustan son los clásicos, los viejos autores de CF, o los antiguos predicadores puritanos. Las novedades me aburren, me parecen productos inflados de marketing, con buenas portadas y reseñas pretenciosas. Lo que definitivamente me echa para atrás es cuando comparan al autor novel con alguna vieja gloria: “El nuevo Stephen King”. No, yo no quiero leer al nuevo Stephen King, me gusta el viejo, y si el nuevo tiene tan poca personalidad como para imitar a otro, ni te voy a mirar.

Difícilmente puedo ser catalogado como un “adoptante temprano” (early adopter) del Kindle. Llego al Kindle cuando este tiene unas cuantas generaciones, y es con mucho un dispositivo muy maduro. El Kindle es, en su sencillez lo que buscamos los lectores, junto con una batería prodigiosamente grande. Pero también es el dispositivo que viene a rescatarme de una vida de Tablets con sus feeds, sus redes sociales, sus pequeños entretenimientos que me distraen del verdadero placer: la lectura. Me siento bastante defraudado de los Tablets, creo que me han dado algunas cosas, sobre todo en productividad (este post lo escribo en el iPad Pro), pero como dispositivo de consumo no han hecho de mi un mejor lector. Me han entretenido, me han permitido contactar con otros, pero no he avanzado en el terreno de la lectura.
Y encima puedo llevarlo encima, es resistente, pequeño, ligero, y barato. Quitando el descuento, y los 54 Euros que tenía de comisiones, el Kindle me ha salido muy económico, pienso darle buen uso junto con el Bot de Telegram: To Kindle Bot.

Hemos salido a pasear con la mochila de 5 Euros del DEcathlon (eso sí es una compra con cabeza) y los dos e-readers, el de mi esposa es un BQ que vendía FNac con su propia marca y que tras años de uso muy intensivo sigue funcionando como el primer día (y encima tiene más capacidad que mi Kindle, amén de tarjeta microSD). Buscar cualquier rincón soleado y leer, ya que las pantallas de tinta electrónica no se ven afectadas por la Luz ambiental es una verdadera gozada. En el fondo, un eReader, como un Smartphone, una Tablet, o antes un libro, es un dispositivo en el que refugiarte.
Al Kindle sólo le faltaría un procesador de textos sencillo, y la posibilidad de conectarlo a un teclado BT. Con eso sería perfecto.

El Hotel en el que estamos es el tercer intento de una cadena hotelera de levantar un Hotel por el que ya ha pasado la cadena NH. Lo hemos visitado en sus distintas etapas, cuando no tenía internet (porque ningún hotel lo ofrecía), cuando tenía un internet muy malo (con NH) y ahora, que ofrece unos razonables 8 Mb de bajada, que me permiten ver vídeo sin despeinarme, e incluso ver un directo de Instagram del Camionero Geek en la Kedada que se ha montado en Palma.

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